• La idea es enseñarles a mis compañeros para que cuando salgan puedan trabajar en un taller.
• Con el dinero que gano le ayudo a mi familia.
El Progreso, Yoro. “Cuando estaba en libertad tenia mi propio taller, desde hace casi dos años le he enseñado a varios de mis compañeros, que por suerte han quedado libres” menciono un interno que se dedica a trabajar la pintura automotriz al interior del centro penitenciario de El Progreso, Yoro.
El privado de libertad de 39 años y quien desde hace casi dos años guarda prisión, menciono que en “este tiempo ya le he enseñado a cinco compañeros y para su suerte han salido libres y ahora podrán trabajar en cualquier taller”.
Actualmente cuenta con un nuevo alumno que, en cinco meses, ya puede enderezar, preparar, empastar, empapelar, es decir que, si él sale, podrá trabajar sin necesidad de que este yo allí diciéndole que hacer, él ya está preparado, dijo.
Conto que cuando gozaba de la libertad, “yo me prepare en pintura automotriz, pero con los compañeros, el tiempo de aprendizaje varía según el interés de la persona. En el caso de su actual alumno ya tiene cinco meses y ya se ha encargado de preparar un vehículo previo al pintado, “yo solo lo voy supervisando y diciéndole como hacer mejor las cosas”.
El interno dijo, que al enseñarles el oficio de enderezado y pintado automotriz a sus compañeros es para que “cuando ellos salgan puedan trabajar de esto, ya con su oficio, va a un taller y les hacen una prueba, la pasa y lo dejan trabajando.
Revelo que, por la buena calidad de su trabajo y precio en la mano de obra, las personas particulares, le llevan sus vehículos al parqueo del establecimiento en donde bajo la supervisión de las autoridades realiza el trabajo, incluso menciono que a las personas les sale más barato pagarles a ellos que llevarlo a un taller en donde pueden tardar algún tiempo en entregarles el automotor.
En relación a la compra de los materiales, dijo que el proveedor llegar al recinto para entregar el producto previo al pago del mismo. Explico, que un carro chocado recién ingresado del extranjero según el golpe afuera (en un taller) le pueden cobrar hasta 17 mil lempiras, aquí el precio es menor porque el mismo cliente trae los materiales y aquí se le cobra la mano de obra. La idea es enseñarles a varios privados de libertad para que el día de mañana que ellos salgan, tengan para trabajar en su vida.
El interno recordó, que “cuando me detuvieron estuve seis meses adentro (en el recinto general) y luego se me dio la oportunidad de salir a pintar los portones, ese grandote (el principal) fue el que más me costó, después con otros compañeros hemos pintado los muros también.
“Gracias a Dios mi trabajo me sirve, mi familia se alegra de saber que estoy trabajando, ellos dicen que Dios tarda pero no olvida, yo les ayudo a ellos, cuando agarro pistilo (dinero), va para afuera para ayudarles a ellos”, menciono.
• En el establecimiento también se reparan motocicletas, ya que también hay internos trabajando en ese oficio.